Frases

¿Cómo te gustaría que te sorprendiese la muerte? En lo que a mí respecta, yo quisiera que me sorprendiese ocupado en algo grande y generoso, en algo digno de un hombre y útil a los demás; no me importaría tampoco que me sorprendiese ocupado en corregirme y atento a mis deberes, con el objeto de poder levantar hacia el cielo mis manos puras y decir a los dioses: “He procurado no deshonraros ni descuidar aquellas facultades que me disteis para que pudiera conoceros y serviros. Éste es el uso que he hecho de mis sentidos y de mi inteligencia […]

Epicteto

miércoles, 9 de agosto de 2023

De investigador a investigado


La información y los mensajes que la señora Eleonor Piper recibía desde el mundo de los espíritus parecían incuestionables. El parapsicólogo de origen australiano Richard Hodgson, estaba empecinado en comprobar que aquella mujer era una farsante. Debía desenmascararla y demostrar que se trataba de una embaucadora, así como lo había hecho con otros supuestos médiums. Estaba convencido de que ella fingía sus estados de trance y que, por lo tanto, aquellas manifestaciones paranormales no eran más que una vil trampa.

 Se dedicó a investigarla a fondo mediante el uso de detectives privados que interceptaron su correspondencia y la vigilaron en las reuniones que sostenía fuera de la casa, también infiltró muchos participantes para que la desacreditaran en las sesiones que realizaba. Pero, a pesar de todo ese minucioso trabajo, se le hizo imposible detectar anomalías, no podía probar que eran falsas las informaciones que ella recibía a través de las comunicaciones con los difuntos. Ante aquel fracaso sólo se limitó a lanzar una arrogante afirmación:

 Hasta ahora no puedo comprobar absolutamente nada, pero deben confiar en mí, porque todavía falta mucho por investigar.

 No obstante a su insistencia por querer demostrar que aquella comunicación con los espíritus era una invención de la mente de ella, comenzó a sospechar que posiblemente tenía un enorme potencial de telepatía y que por eso podía leer la mente de los participantes. Esta posibilidad le llevó a concebir la idea de que el Dr. Phinuit, el espíritu control que se comunicaba por medio de señora Piper, fuese una creación de su inconsciente que le servía de pretexto para leer los pensamientos de los asistentes y acertar en tantos mensajes que transmitía.

 El Dr. Phinuit no puede identificar claramente quien era él en la vida terrenal, ni puede responder ciertas preguntas de filosofía aseveró Hodgson en una ocasión—, por lo tanto dicho personaje tiene que ser una invención de su inconsciente… Phinuit no existe realmente.

 Las investigaciones prosiguieron y se acentuaron aún más, pero al final los hechos terminaron por doblegarle aquella imagen de piedra que lo revestía de verdugo implacable y tuvo que aceptar que aquel contacto con el más allá era verdadero. En un informe que redactó a la Sociedad para la Investigación Psíquica, explicó detalladamente que había estado equivocado en sus aseveraciones previas y que en definitiva daba por hecho la existencia de la vida póstuma y la posible comunicación de los espíritus a través de esta médium.

 Ya no tengo dudas de que las personalidades que se comunican a través de la señora Piper son en realidad quienes dicen ser —acotó con firmeza—. Son almas que han sobrevivido a la transición que nosotros llamamos muerte.

 A mediados de 1905 a Richard Hodgson le realizaron una entrevista sobre las investigaciones que llevaba acerca de la señora Piper, y en una pregunta sobre la tesis que sostenía acerca de la telepatía en las comunicaciones, respondió:

 —Luego de haber sometido a verificación mis dos hipótesis: la de la telepatía y la del espíritu; no dudo en afirmar, que la hipótesis del espíritu es la que más se justifica por los resultados tan contundentes que se han obtenido.

 Al final del cuestionario le preguntaron si tenía algo más que agregar. A lo que respondió, después de dibujar una sonrisa confiada en su rostro que acompañaba al brillo de sus ojos:

 —Sí… quisiera agregar algo: No puedo esperar a morir.

 En efecto sus deseos fueron cumplidos porque El 20 de diciembre de ese mismo año sufrió una insuficiencia cardíaca mientras jugaba al balonmano y falleció con apenas 50 años de edad. Ahora le correspondía experimentar personalmente si existía la vida en el más allá o si por el contrario le esperaba la nada eterna.

Transcurrió un tiempo desde su deceso, hasta que en una sesión mediumnica se comunicó a través de la misma señora Piper. Para su propio asombro, algunos de los presentes pensaron que esa comunicación no era totalmente convincente y más bien se mostraron dudosos. El filósofo e investigador norteamericano William James manifestó al respecto:

 Sí, posiblemente se trate de nuestro amigo Hodgson, pero en realidad no estoy totalmente seguro.

  Ante la duda presentada en los que estaban en la sesión, el mismo Hodgson respondió:

 —Pues si yo no soy Richard Hodgson, entonces Richard Hodgson jamás existió.

 Paradójicamente, ahora le tocaba a él ser víctima del escepticismo de los investigadores con los que compartió en su vida terrenal, quienes dudaron que aquella manifestación espiritual pudiera ser verídica, a ellos más bien les parecía un acto telepático de la señora Piper.

 Cabe destacar, que años después se sigue debatiendo sobre la veracidad de las comunicaciones con el mundo de los espíritus de esta médium, que para muchos fue una astuta embaucadora, pero para otros fue una de las mejores en su oficio.

Por: Ernesto Marrero R

09 de agosto de 2023


   

El lenguaje de la vida

 


       He tenido la necesidad de escribir estas experiencias, que a lo mejor muchos habrán vivido, y que seguro han creado una serie de inquietudes en muchos lectores, los cuales llegarán a familiarizarse con este artículo.

       El primero de septiembre me encontraba almorzando con un hermano mío y le comenté que pensaba escribir un libro nuevo, el cual iba a tratar sobre una religión africana que se había sincretizado con los indígenas del amazonas después de haber llegado a América en la época de la colonización y el trafico negreo. En ese instante él me comentó que acababa de conocer a un sacerdote que profesaba precisamente una religión brasileña que combinaba las características africanas con las indígenas; bien, hasta allí sólo me pareció interesante la coincidencia, pero cuando le comenté que en mi libro pensaba ubicar el templo o lugar de culto de estos grupos en un sector preciso de la ciudad de Caracas, me comunicó que exactamente allí se reunían ellos. Para mí en ese momento se acabó la casualidad para convertirse en un suceso especial.

                   Al día siguiente encontré una revista que tenía días buscando por la casa pero no la hallaba, hasta que esa mañana mi esposa la ubicó en una bolsa cerca del lavandero y me la entregó, entonces elegí uno de los tantos artículos que estaban disponibles y comencé a leerlo. Hablaba sobre una mujer llamada Silvia, casada, de treinta y cuatro años de edad y dos hijos, la cual se encontraba deprimida. Me encontraba imbuido en la lectura, hasta que apareció mi esposa y le pregunté que estaba haciendo, a lo que me respondió:

            —Estaba hablando con mi amiga Silvia, hoy está cumpliendo treinta y cuatro años, pero la sentí un poco deprimida, a lo mejor es que sus dos hijos estaban discutiendo, y la esta situación la puso así, me imagino que su esposo había salido y estaba sola con ellos.

            Entonces le mostré el artículo que comenzaba con esa misma descripción y quedó atónita.

             Luego comencé a leer un texto de filosofía, para un artículo que tenía que preparar, y la cuerdita que tenía para marcar las paginas no apareció, por lo que busqué el primer marca libros que encontré; éste pertenecía a un libro que había escrito hace algunos años: Una luz en el camino, el cual tenía un pensamiento extraído de su contenido, y decía:

Despégate de la ilusión de lo que ves

y conocerás el mundo de lo no visto

sólo así podrás entender que la muerte

es cambiar, pero nunca desaparecer.

 

            El mensaje era interesante y a cualquiera le hubiera parecido algo normal leerlo, la única diferencia es que a mi se me había muerto un tío el día anterior.

             A muchos de nosotros nos han pasado sucesos que nos causan asombro, pero que tal vez lo tachamos de hecho curioso: Estamos pensando en una persona y, justo en ese momento, recibimos una llamada telefónica suya, o de pronto nos acordamos de alguien que hace mucho tiempo no tenemos en mente y lo encontramos en la calle. Para explicar estos sucesos tendríamos que apartar la palabra casualidad y tal vez utilizar el término que aplicó el famoso psicólogo suizo Carl Jung de acausal.

 La casualidad hace alusión a una situación no prevista ni buscada, a lo azaroso, y para lo que no puede hallarse una explicación lógica o racional. Al término acasual se le antepone el sufijo “a” que indica oposición, carencia o privación de algo; es decir, privación de una casualidad. Tampoco pudiéramos hablar de un hecho causal, porque no posee una causa aparente.

Jung acuña el término sincronicidad para tratar de explicar la ocurrencia de dos o más acontecimientos de igual o similar significación, sin una posible conexión causal. Este concepto se distingue del sincronismo que se define como la ocurrencia simultánea de dos sucesos o más, y se contrapone al principio causal utilizado en occidente para explicar la ley de causa y efecto.         

          La vida puede hablarnos y tratar de comunicarse con nosotros de diferentes maneras. Por ejemplo, el ADN es considerado por muchos como un lenguaje de la vida, ya que éste se encuentra presente en las células y es el material hereditario que almacena toda la información genética que la célula necesita para su reproducción. Esta aseveración es cierta, pero también existen otros tipos de lenguajes o códigos por descifrar.

                 El universo con sus millones de estrellas y planetas, es un libro abierto esperando a ser leído. Los fenómenos como la telepatía, la clarividencia, la precognición, la mediumnidad, la telequinesis y desde luego la sincronicidad, forman una manera de comunicación en la que se conjugan diversas condiciones energéticas para hablarnos y darnos pistas del camino a seguir en la vida, donde en ocasiones nos sentimos como una balsa que navega por el mar de las dudas y de los cuestionamientos sin un puerto claro a donde llegar.

              Tagore dijo en una oportunidad: Leemos mal el mundo, y decimos luego que nos engaña. Es cierto, diariamente tenemos una hoja escrita frente a nuestros ojos, indicándonos el camino a seguir, pero normalmente estamos imbuidos en la rutina cotidiana, que nos nubla nuestra visión y evita que ese universo interno armonice con el que se ubica afuera y podamos encontrar así el equilibrio perfecto. Las personas más espirituales, aquellas que han dedicado gran parte de su vida a elevar sus patrones morales y palpan la energía de su ser interior, tienden a vivir más este tipo de  experiencias, estos son los que logran leer párrafos completos del libro de la vida y entonces se enrumban  hacia el verdadero camino, el del autoconocimiento.


Caracas, 22 de septiembre de 2007

Por: Ernesto Marrero R.

Publicado en la revista Vida Alternativa

Email:  ernestomarreroramirez@gmail.com