Frases

¿Cómo te gustaría que te sorprendiese la muerte? En lo que a mí respecta, yo quisiera que me sorprendiese ocupado en algo grande y generoso, en algo digno de un hombre y útil a los demás; no me importaría tampoco que me sorprendiese ocupado en corregirme y atento a mis deberes, con el objeto de poder levantar hacia el cielo mis manos puras y decir a los dioses: “He procurado no deshonraros ni descuidar aquellas facultades que me disteis para que pudiera conoceros y serviros. Éste es el uso que he hecho de mis sentidos y de mi inteligencia […]

Epicteto

domingo, 30 de septiembre de 2012

Giordano Bruno… El alma del Universo como principio creador y constitutivo del mundo



Giordano Bruno… El alma del Universo como principio creador y constitutivo del mundo




Giordano Bruno fue un gran filósofo que fue juzgado por la inquisición injustamente y quemado en la hoguera, un mártir de la filosofía que dio la vida por su verdad. Una muestra más de que los que se encuentran encumbrados por el poder tiemblan ante las ideas expuesta por los grandes pensadores que han cruzado este mundo para dejar sus huellas bien marcadas. Injusticias como las cometidas con Jesús de Nazaret, San Juan Bautista, Sócrates, Juana de Arco, Lavoisier, Nicolás Copérnico, Galileo y el mismo Spinoza, pesan hoy sobre las espaldas de aquellos que abusaron de su poderío por miedo a perder el control, la hegemonía, la perpetuidad.

He aquí uno de los escritos de Giordano Bruno por lo cual fue juzgado de panteísta e influyó notablemente para ser llevado a la hoguera:

“El alma del Universo es el principio creador y constitutivo del mundo… Dios está en cada hoja de hierba, en cada grano de arena  y en cada partícula que flota en el aire… La Mente  Universal se encuentra en todas las cosas, pues todo lo que existe, tanto la materia como el espíritu, es divino… La misma fuerza que se manifiesta en el espacio infinito vive también en la más pequeña de cada una de las partículas… Tanto lo grande como lo pequeño son una misma cosa, pues cada átomo es en sí mismo el espejo del universo entero… Las cosas difieren entre sí, únicamente con respecto a los cuerpos por medio de los que se manifiestan, pues en el fondo todas las cosas son una misma. De ahí que si pudiéramos destruir un solo átomo, podríamos también destruir el Universo entero. Son sus distintos cuerpos, lo que hace que las almas parezcan superiores unas a otras. En el fondo todas las almas son una misma”.

“El proceso de la evolución es lento y está lleno de obstáculos. Así como nuestra Tierra se ha venido formando y perfeccionando poco a poco por medio de cataclismos, terremotos, inundaciones, erupciones volcánicas, etc., asimismo el alma humana se viene perfeccionando por medio del sufrimiento y de las dificultades que tiene que vencer. Sin el sufrimiento nuestro espíritu permanecerá estacionario, atrasado…
 
De ahí se sigue que todo lo que llamamos “mal” es un “bien” que no podemos entender. En otros términos el mal es una relatividad… Individualmente nada es perfecto en la Naturaleza,  pues todo se encuentra en estado de evolución. Colectivamente. El Todo si es perfecto. Para el que tiene siempre en cuenta el Todo y no sus partes, no existe el mal. El sufrimiento es una necesidad, pues, gracias a él, es que podemos evolucionar. Comprender la necesidad del sufrimiento es comprender el destino, y comprender el destino  es haber alcanzado el más alto grado de sabiduría. Comprender el destino es lo mismo que llegar a ser consciente de nuestra unión con Dios. Al comprender nuestra unión con Dios, con el Todo, nuestro pecho se henchirá de amor por todas las cosas. Por lo tanto no existe sino una sola religión verdadera, y es la religión del amor universal”.
 
“Debemos acabar con la superstición, recordemos que las cosas que creemos comprender son tan maravillosas y divinas, como las que no podemos comprender. El objeto de la vida consiste en poder comprender el destino, pues ese conocimiento es lo único que puede llevar a hacernos conscientes de nuestra unión con el Infinito, con Dios, que es la verdadera redención. Sólo es feliz quien ve las cosas con los ojos de la razón, el principio de la verdad… El objeto de la vida es alcanzar, la verdadera sabiduría, la verdadera moral, la verdadera justicia, la liberación de nuestro espíritu del error, y el conocimiento consciente de nuestra unidad con Dios…”

El presente texto fue extraído del libro: Pitágoras, Padre de la sabiduría. Diógenes, El atleta de la voluntad. Giordano Bruno, el Mártir más auténtico de la historia. Autor: Carlos Brandt.


domingo, 16 de septiembre de 2012

Transformar problemas en felicidad



Transformar problemas en felicidad




En esta era degenerada, los seres humanos se encuentran especialmente agobiaos  por el sufrimiento, con muchos problemas y mucha infelicidad. Esto es debido a que sus débiles mentes no pueden reconocer sus problemas y amarguras como algo beneficioso ni son capaces de verlos como causas de felicidad. Los seres humanos son incapaces de reconocer esto e igualmente incapaces de adiestrar su mente en esta observación.
En lugar de ver como el sufrimiento todo el infortunio que los seres vivientes y los objetos inanimados te han causado, debes desarrollar el hábito de reconocerlo como condiciones cooperantes y beneficiosas, la causa de tu felicidad. Empiezas por intentar reconocer los pequeños obstáculos como beneficiosos; después, gradualmente, a medida que te vas familiarizando con esta práctica, serás capaz de considerar los problemas serios como buenos e incluso agradables y necesarios para tu felicidad. Verás todo lo que te perturba como algo necesario. Lo usual es ver estas condiciones como dañinas e indeseables, pero tú podrás percibirlas como algo extremadamente necesario para tu felicidad.
La práctica de la transformación del pensamiento no pretende evitar problemas, sino permitirle utilizarlos para desarrollar tu mente en el Camino Gradual a la Iluminación. No quiere decir que no te dañarán los enemigos o las enfermedades ahora o en el futuro. Simplemente, que no te trastornarán. Estos problemas no pueden perturbar tu práctica de dharma, tu logro de las realizaciones del camino a la Iluminación. De hecho, no sólo no te perturban sino que, además, te ayudan a desarrollar tu mente y a continuar con la práctica del dharma.
¿Cómo colaboran los problemas con tu práctica del dharma? Debes adiestrar tu mente en dos pensamientos. Primero, has de eliminar el pensamiento de total aversión al sufrimiento, y en segundo lugar, tienes que generar el pensamiento de sentirte feliz por tener problemas. Cuando lo has conseguido y realmente te sientes dichoso en lugar de desgraciado porque tienes problemas, los problemas dejarán de ser obstáculo para la generación en tu mente del camino a la Iluminación.

Fuente: Transformar problemas en felicidad. Autor: Lama Zopa Rimpoché

jueves, 13 de septiembre de 2012

Dolores del mundo


Dolores del mundo

Extracto del libro: El amor, las mujeres y la muerte… Autor: Arthur Schopenhauer.


La vida es un mar lleno de escollos y remolinos, que el hombre solo evita a fuerza de prudencia y de cuidados, y sólo consigue librarse con su habilidad y esfuerzo, a medida que avanza, no puede, sin embargo, retardar el grande, el total, el inevitable, el irresistible naufragio, la muerte, que parece correr delate de él. Ese es el fin supremo de esta laboriosa navegación, peor para el hombre infinitamente que todos los escollos de que se ha librado.
Sentimos el dolor, pero no la ausencia de dolor; sentimos el cuidado, pero no la falta de cuidados; el temor pero no la seguridad. Sentimos el deseo y el anhelo, como sentimos el hambre y la sed; pero apenas se ven colmados, todo se acabó, como una vez que se traga el bocado cesa de existir para nuestra sensación. Todo el tiempo que poseemos estos tres grandes bienes de la vida, que son salud, juventud y libertad, no tenemos conciencia de ellos. No los apreciamos sino después de haberlos perdido, porque también son bienes negativos.
[…] Es en verdad increíble cuán insignificante y desprovista de interés, viéndola desde afuera, y cuán sorda y oscura, sentida en los adentros, transcurre la vida de este mundo de la mayoría de los hombres. No es más que un conjunto de sufrimientos y de aspiraciones que sueña a través de las cuatro edades de la vida hasta la muerte, con un cortejo de ideas triviales.
Los hombres se parecen a los relojes, que después de darles cuerda caminan hasta que se paran. Cada vez que se engendra un hombre y se le hace venir al mundo, se da cuerda de nuevo al reloj de la vida humana, para que repita una vez más su rancio sonsonete gastado de eterna caja de música, frase por frase, tiempo por tiempo, con variaciones apenas perceptibles.
Cada individuo, cada vida no es más que un sueño, un sueño de poseer la eterna felicidad. La vida no es más que un conjunto de imágenes fugitivas en el espacio y el tiempo, unas imágenes que dejan paso a las otras en forma vertiginosa. Sin embargo, la voluntad de vivir es violenta e impetuosa, y la moneda en que paga ésta es el sufrimiento y el dolor.

Sobre la brevedad de la vida

Sobre la brevedad de la vida


Fuente: Sobre la brevedad de la vida. Autor: Séneca Lucio Anneo  (Extracto).

¿Por qué nos quejamos de la naturaleza? Ella se comportó admirablemente: la vida, si se sabe utilizar, es larga. A muchos los entretiene una insaciable avaricia: éste se siente arrastrado por las constantes dificultades que encuentra en unos trabajos sin sentido; otro se embrutece con el vino; aquel se duerme en la pereza; a ése lo cansa su ambición siempre pendiente del juicio de los demás, algunos guiados por un incontenible deseo de negociar, dan la vuelta por toda la Tierra y recorren todos mares con la única obsesión del lucro. La pasión por las armas arrastra a cierta clase de hombres, que nunca tienen en cuenta los peligros ajenos, ni se preocupan por los suyos; los hay que se consumen en la esclavitud voluntaria, dejándose llevar por una veneración hacia sus amos. La mayor parte de aquellos que no saben a dónde van, se dejan influir por pareceres diferentes, y una inconstancia, siempre voluble y descontenta consigo misma, los zarandea por todas partes. A otros, nada a donde puedan dirigir sus pasos les satisface, y, decaídos y marchitos, se ven sorprendidos por la muerte de tal manera que no dudo sea verdad aquello que dijo el más grande de los poetas a modo de oráculo:

“Exigua pars est vitae, quam nos vivimus” (Una mínima parte de la vida es la que nosotros vivimos).

Porque realmente es cierto que toda su duración no es vida sino tiempo. Por todas partes estamos rodeados de vicios  que nos atacan y que no nos dejan levantarnos, ni volver nuestros ojos  hacia la contemplación de la verdad: antes bien nos mantienen hundidos y clavados en las pasiones. […] Me agradaría traer aquí a uno de los muchos ancianos que ha llegado a una edad muy avanzada, y hacerle recordar su vida con estas consideraciones: “Vemos que tú has llegado ya a lo último de la edad que puede alcanzar la naturaleza humana, pesa sobre ti en estos momentos el año cien o quizás algunos más; procura recordar y llama a tu vida para que rinda cuentas por el empleo de su tiempo. Explícanos ahora el tiempo que perdiste con tu acreedor, cuánto con tu amiga, cuánto con un acusado y cuánto con los clientes que hayas podido tener; cuenta la cantidad que has perdido en la disputas con tu mujer, cuánta en el castigo de tus esclavos, y en las calles de la ciudad cuando te dirigías a cumplir con tus obligaciones. Añade también las enfermedades que cogimos por nuestra culpa; añade el que se perdió tumbado y sin hacer nada; te darás cuenta que tienes bastante menos años de los que cuentas. Procura recordar nuevamente  en tu memoria si cuando tomaste una resolución firme en cualquier asunto, transcurrió todo aquel día según lo habías destinado; que partido le sacaste para ti mismo; recuerda cuando estuvo tu rostro en estado normal, y cuando tuviste el espíritu libre de todo temor; qué beneficio obtuviste para ti mismo en lo que hiciste durante tan largo tiempo; cómo muchos te robaban tu propia vida, sin que tú le dieras cuenta de lo que perdías; cuenta la cantidad de tiempo que te ha quitado un dolor inútil, una necia alegría, la ambición desordenada y el encanto de una conversación; ¡qué parte tan pequeña de tu vida ha quedado para ti. Comprenderás ahora que tu muerte ha sido prematura! ”