Frases

¿Cómo te gustaría que te sorprendiese la muerte? En lo que a mí respecta, yo quisiera que me sorprendiese ocupado en algo grande y generoso, en algo digno de un hombre y útil a los demás; no me importaría tampoco que me sorprendiese ocupado en corregirme y atento a mis deberes, con el objeto de poder levantar hacia el cielo mis manos puras y decir a los dioses: “He procurado no deshonraros ni descuidar aquellas facultades que me disteis para que pudiera conoceros y serviros. Éste es el uso que he hecho de mis sentidos y de mi inteligencia […]

Epicteto

lunes, 9 de junio de 2014

Propaganda totalitaria



 Sólo el populacho y la élite pueden sentirse atraídos por el ímpetu mismo del totalitarismo; las masas tienen que ser ganadas por la propaganda. Bajo condiciones del Gobierno constitucional y de la libertad de opinión, los movimientos totalitarios que luchan por el poder pueden emplear el terror sólo hasta un determinado grado y comparte con otros partidos la necesidad de conseguir seguidores y de parecer plausibles ante un público que no está todavía rigurosamente aislado de todas las demás fuentes   de información.

Se reconoció  temprano y se ha afirmado frecuentemente que en los países totalitarios la propaganda y el terror ofrecen dos caras de la misma moneda. Esto, empero, es solo cierto en parte. Allí donde el totalitarismo posee un control absoluto sustituye a la propaganda con el adoctrinamiento y utiliza la violencia, no tanto para asustar al pueblo (esto solo se hace en las fases iniciales, cuando todavía existe una oposición política) como para realizar constantemente sus doctrinas ideológicas y sus mentiras prácticas. (…)

Como los movimientos totalitarios existen en el mundo que en sí mismo no es totalitario, se ven forzados a recurrir a lo que comúnmente consideramos como propaganda. Pero semejante propaganda siempre se dirige a una esfera exterior, bien a los estratos no totalitarios de la población del país, o a los países extranjeros no totalitarios. Esta esfera exterior hacia la que se dirige la propaganda totalitaria puede variar considerablemente, incluso después de la conquista del poder, la propaganda totalitaria puede dirigirse a los segmentos de su propia población cuya coordinación no ha sido seguida por un suficiente adoctrinamiento. A este respecto, los discursos de Hitler a sus generales durante la guerra son verdaderos modelos de propaganda, caracterizados principalmente por las monstruosas mentiras que el Führer lanzaba a sus invitados en su afán de hacerlos suyos. La esfera exterior puede hallarse también representada por grupos de simpatizantes que no están todavía dispuestos a captar los verdaderos objetivos del movimiento; finalmente, sucedía a menudo que incluso los miembros del Partido eran considerados por el círculo interno del Führer o por los afiliados a las formaciones de élite como pertenecientes a semejante esfera exterior y que, también en este caso, todavía precisaban la propaganda porque no podían ser dominados con seguridad. (…)
 
La propaganda es, desde luego, parte inevitable de la «guerra psicológica», pero el terror lo es más. El terror sigue siendo utilizado por los regímenes totalitarios incluso cuando ya han sido logrados sus objetivos psicológicos: su verdadero horror estriba  en que reina sobre una población completamente sometida. Allí donde es llevado a la perfección el dominio del terror, como en los campos de concentración, la propaganda desaparece por completo; quedó incluso enteramente prohibida en la Alemania nazi. La propaganda, en otras palabras, es un instrumento, y posiblemente el más importante, del totalitarismo en sus relaciones con el mundo no totalitario; el terror, al contrario, constituye la verdadera esencia de su forma de gobierno.

Fuente: Los origenes del totalitarismo
De: Hannah Arendt

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