Es una iniciativa de encontrarle sentido a esta existencia aletargada que solemos llevar en una sociedad donde el ser humano poco se detiene a reflexionar hacia dónde se dirige y cuál puede ser su fin en este mundo. ¿Qué es la vida? ¿Qué es la muerte? ¿Qué legado dejaremos? Son preguntas que sustentarán el desarrollo de este blog, en el que hallaremos historias, investigaciones y análisis que pudieran conducirnos a una visión más concisa del papel que podemos realizar en esta vida temporal.
Frases
¿Cómo te gustaría que te sorprendiese la muerte? En lo que a mí respecta, yo quisiera que me sorprendiese ocupado en algo grande y generoso, en algo digno de un hombre y útil a los demás; no me importaría tampoco que me sorprendiese ocupado en corregirme y atento a mis deberes, con el objeto de poder levantar hacia el cielo mis manos puras y decir a los dioses: “He procurado no deshonraros ni descuidar aquellas facultades que me disteis para que pudiera conoceros y serviros. Éste es el uso que he hecho de mis sentidos y de mi inteligencia […]
Epicteto
miércoles, 30 de abril de 2014
Amigos
lunes, 28 de abril de 2014
Sobre la felicidad y la virtud
Llamemos bienaventurado al hombre aquel para quien
no existe lo bueno ni lo malo, sino un espíritu bueno o malo: que practica la honestidad,
que se conforma con la virtud, a quien no llenen de soberbia los bienes de la
fortuna, ni tampoco lo abatan; que no haya conocido otro bien mayor que aquel
que se puede dar él mismo: para quien la verdadera felicidad consistirá en el
desprecio de los placeres. Si quieres divagar, está permitido, con absoluta y
entera libertad, considerar estos mismos conceptos bajo otros aspectos
diferentes. Porque, ¿quién nos impide a nosotros decir que la felicidad de la
vida consiste en tener el espíritu libre y elevado, sin miedo y seguro, y colocado
fuera del alcance del temor y de la ambición; un espíritu para quien el único
bien está en la honestidad, y el único mal en la vileza? Todas las demás cosas
que forman parte de nuestra existencia representan una enorme cantidad de cosas
vergonzosas, que ni quitan, ni añaden nada a la felicidad de la vida, y que
vienen o se van sin que sufra disminución ni aumento el bien supremo. Se quiera
o no se quiera, es necesario que éste se sienta fortalecido de tal manera que
pueda conseguir una alegría continuada y un gozo interior que le nazca en sus
entrañas, para que se alegre con las cosas que son exclusivamente suyas, y que
no ambicione otras mayores que las que lleva dentro. ¿Por qué, pues, no ha de
valorar bien estas cosas comparándolas con los pequeños y frívolos movimientos
de su deleznable cuerpo, y que no son perdurables? En el día aquel en que se
viera bajo los efectos del placer, en ese mismo día sentiría los efectos del
dolor.sábado, 26 de abril de 2014
Vivir con la muerte
Todos hemos de hacer frente al acontecer de la
vida y la muerte. Tanto si las percibimos en el declinar de un anciano o en el
nacimiento de un niño, el nacimiento y la muerte forman parte de la vida. La filosofía,
la ciencia, la religión y las artes, todas hacen referencia al nacimiento y la
muerte, a la muerte o al renacimiento. ¿Acaso no nos preguntamos todos qué
sucede cuando nos morimos? ¿Es simplemente la muerte nuestro fin? ¿Qué significa
para nosotros? ¿Cómo podemos hacer nuestra vida más plena de sentido?
Aunque existen muchas religiones y culturas,
todas, sin embargo comparten al menos un principio común: Todas tienen ritos,
rituales y especialistas para tratar el hecho de la muerte y del morir. Tales
ritos nos proporcionan seguridad ante la fragilidad e inseguridad de la
existencia. ¿Seguiremos existiendo? ¿Será nuestro brusco final? ¿Habrá algo
más? ¿Qué pasa con el cielo? ¿Y el infierno? ¿Existirá una vida después? ¿Nos
enfrentaremos a Dios o al karma? ¿Verdad o consecuencias? ¿Cómo podemos saber
de forma cierta algo de esto? ¿Se podrá comprobar, o es sólo un mito y una
imaginación en las que se nos dice que creamos y confiemos? ¿Hemos de creer a
aquellas personas que afirman que han tenido experiencia post morten? ¿Hemos de creer a Edgar Cayce y a los psíquicos?
¿Hemos de creer a los lamas encarnados, muchos de los cuales dicen que
recuerdan su vidas pasadas y parece que tienen cierto control consciente sobre
el proceso, como si evolucionaran, por gusto, a través de los diferentes
niveles de una escuela de vida espiritual? ¿Cómo podemos saberlo? ¿Quién lo
sabe?
Lo que
ofrece el budismo tibetano con sus enseñanzas pragmáticas y éticas, para
una vida de aquí y ahora, es un modo de tratar con la experiencia de la muerte misma,
lo que constituye una forma de enfrentarse a ella en el momento presente. Tal
ejercicio puede ayudarnos grandemente a tratar la realidad del momento de la
muerte. Haciéndolo así sabremos apreciar con más calor y atención la riqueza y
plenitud que nos ofrece cada uno de los instantes de la vida, que nos resultan
todavía más conmovedores al conocer su impermanencia.
Aprendiendo a dejarnos ir en esta vida, aprendemos
a vivir cada momento sin pena alguna.
Aprendemos también a tomar decisiones sin dolor. Cada decisión se hace
la correcta. Aprendiendo a dejarnos ir en la vida nos olvidamos de nuestros
rencores, sabemos perdonar y nos liberamos del resentimiento, de la amargura y
la hostilidad. De este modo podemos dar por concluidas nuestras dependencias y
liquidamos las pasadas heridas y los viejos hábitos. Así es como morimos sin
penas, mientras aprendemos a vivir de una forma nueva. En este preciso momento.
Respiración a respiración.