Frases

¿Cómo te gustaría que te sorprendiese la muerte? En lo que a mí respecta, yo quisiera que me sorprendiese ocupado en algo grande y generoso, en algo digno de un hombre y útil a los demás; no me importaría tampoco que me sorprendiese ocupado en corregirme y atento a mis deberes, con el objeto de poder levantar hacia el cielo mis manos puras y decir a los dioses: “He procurado no deshonraros ni descuidar aquellas facultades que me disteis para que pudiera conoceros y serviros. Éste es el uso que he hecho de mis sentidos y de mi inteligencia […]

Epicteto

miércoles, 4 de enero de 2012

Cuando se pierde el poder

Se cuenta que un día los filisteos reunieron sus tropas para combatir a Israel, en esa oportunidad lograron congregar a muchos hombres. Cuando el rey Saúl observó aquel enorme campamento, el terror se apoderó de sus entrañas, se dio cuenta que su trono pendía de un hilo, al igual que su vida. Desesperado, intentó comunicarse con Yahvé pero éste no quiso responderle ni a través de sueños, ni por los profetas, ni viéndose la suerte. Entonces mandó a buscar una pitonisa que invocara a los espíritus de los muertos. A pesar de que él mismo había ordenado expulsar del país a todos los hechiceros y adivinos. No obstante, uno de sus siervos le comentó que había una mujer en Endor que poseía esa facultad. Entonces Saúl se colocó un disfraz, para pasar desapercibido, y fue a visitarla.

Vengo para que me contactes con un espíritu habló el monarca con un tono casi imponente.
¿No  sabías tú que nuestro rey Saúl arrojó de esta tierra a todos los que contactaban con los espíritus? ¿Por qué vienes a poner mi vida en peligro al hacerme esta solicitud?
No te preocupes por eso mujer. Te juro por Dios que nada te pasará por hacerme este favor dijo en tono convincente.

Al principio ella se tornó reacia con esta idea pero luego terminó por ceder ante la solicitud del aquel hombre. Así que ella le preguntó que con cual espíritu quería contactar y éste le respondió que con el profeta Samuel.
Cuando la mujer comenzó a entrar en trance, se dio cuenta de que tenía ante sí al mismo Saúl y entonces ella entró en pánico. Él le dijo que no tenía nada que temer y que cumpliría su juramento de que nada le pasaría por realizar esa práctica.

Recuerda mujer que yo soy el rey, así que puedes proseguir con tu labor porque nada te pasará afirmó con voz convincente… Ahora dime por favor, ¿qué has visto en el más allá?

Obedeciendo, ella le respondió:

Observo un espíritu que sube de la tierra…
¿Puedes decirme cual es su aspecto? inquirió con mucha inquietud.
… Puedo ver a un anciano envuelto en mantos aseveró ella.

En ese momento Saúl entendió que se trataba de Samuel. Así que se inclinó en tono de reverencia.

¿Por qué osas turbar mi descanso? retumbó la entidad en tono seco.
Es que estoy desesperado respondió con voz temblorosa. Ya Dios no me contesta cuando acudo a Él, ni a través de los profetas ni de los sueños… Los filisteos nos van a atacar y he podido ver su ejército, es inmenso y poderoso en comparación con el nuestro. Por eso acudo a tu sabiduría, para que me aconsejes sobre lo que debo hacer.
Tú desobedeciste el mandato de Yahvé y por eso Él no quiere que sigas siendo rey, por esa razón nombró a David como tu sucesor y entregará a Israel y a ti a los filisteos.
Pero mi señor…
Sólo quiero que sepas que mañana tus hijos y tú estarán aquí conmigo, y el ejercito de Israel será vencido por la fuerza de los filisteos.

Con esas palabras el espíritu se retiró y Saúl cayó en el suelo victima de los nervios, además estaba débil porque no había comido nada en toda la noche ni durante el día como consecuencia de la angustia que padecía.

Llegó el día de la cruenta batalla y los israelitas fueron vencidos en le monte de Gélboe. Los hijos de Saúl fueron brutalmente asesinados. El rey, por su parte, fue herido por uno de los arqueros enemigos, y al darse cuenta de que estaba vencido y los filisteos le capturarían; él le ordenó a su escudero que desenvainara su espada y lo atravesase con ésta, pero el joven combatiente se aterró con esa orden y fue incapaz de cumplirla. Así que Saúl tomó su propia espada y se lanzó sobre ella. Al ver que su señor había muerto el escudero también sacó su espada y se dejó caer sobre la misma.
           
            Así se cumplió ese día lo que el espíritu de Samuel había profetizado a través de la pitonisa.

 Saúl es un personaje bíblico que aparece mencionado en el primer libro de Samuel.  Llegó a ser proclamado primer rey de Israel a finales del siglo XI a.C., ya que el pueblo había exigido la presencia de un rey poderoso que los librara de los constantes ataques de los invasores.

Él fue un hombre de gran valentía que provenía de la tribu de Benjamin y era hijo de Quis. Después de tomar el trono se distinguió por su valor y combatió con fiereza a los filisteos, amonitas y moabitas. De esta manera logró establecer el orden que tanto anhelaba la población. Hasta que un día desobedeció a Yahvé por no haber cumplido a cabalidad el mandato de acabar por completo al pueblo de Amalec y, por tal motivo, Dios decidió destronarlo para nombrar a David como el nuevo rey que gobernaría en Israel.
 
Por: Ernesto Marrero R.
www.ernestomarrero.com

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